Mientras que el salario mínimo en Venezuela sigue por el orden de los 5 dólares -a veces unos centavos más, dependiendo de la tasa de cambio oficial- un tachirense necesita por lo menos 142 dólares mensuales, equivalentes a 624 mil 800 pesos, para cubrir una parte de la canasta alimentaria.
Pero si el gasto se distribuye de manera semanal, un tachirense requiere 35,5 dólares para alimentarse.
El cálculo lo hizo Karim Vera, dirigente política regional, quien afirmó que con esta situación un ciudadano promedio está condenado a morir de hambre.
“Los tachirenses necesitamos 866,2 bolívares, equivalentes a 35,5 dólares semanales para comprar sólo ocho productos de la canasta básica, frente a un salario mínimo mensual que está lejos de la realidad y el desgobierno se niega a promover, ya que es claro y notorio que desconoce que el cartón de huevos está en 6 dólares, el kilo de pollo en 4,5; el kilo de carne en 8, el kilo de queso en 6, el kilo de arroz en 2,5; el kilo de pasta en 2,5; el litro de aceite en 4 y el kilo de azúcar en 2 dólares”, señaló Vera.
La ventaja para los tachirenses está en su ubicación geográfica, pues al estar en zona limítrofe, los ciudadanos pueden acudir al mercado colombiano, donde pueden conseguir variedad de marcas y precios, hasta un 15 por ciento más baratos que el producto venezolano.
En ese sentido, Vera indicó que el panorama es mucho más grave para los jubilados y pensionados, que en su mayoría deben debatirse entre la adquisición de medicinas y la alimentación.
“Estamos frente a una acción inhumana que debe ser resuelta con urgencia. No se puede continuar ignorando un escenario que se puede agravar en muy corto plazo y permitir que vuelva la crisis que vivimos hace un par de años, donde familias enteras morían de hambre”, dijo la dirigente.
Inflación galopante
Por su parte, el economista Aldo Contreras, expuso que esta alza en dólares del costo de los alimentos, se debe a que la moneda venezolana sigue siendo muy sobrevaludada y el tipo de cambio es muy barato, lo que hace que los productos importados sean más económicos que los que se producen a nivel nacional.
Destacó que la economía venezolana sigue teniendo muchas distorsiones, debido a que no logra producir economías de escala, con un Producto Interno Bruto (PIB) muy pequeño que estima cerrará en unos 75 mil millones de dólares este año, apenas equivalente al PIB de una ciudad como Bogotá.
El especialista refirió que la falta de poder adquisitivo, las pocas unidades vendidas, la no producción en términos de economía de escala hace que en Venezuela exista un mercado especulativo, además, el país sigue en inflación galopante que a enero cerraba en 440% interanual, con una inflación de más de 39% en el mes de enero de 2023, lo que significa que no ha superado los problemas estructurales de la economía.
Adicionalmente, el Impuesto de las Grandes Transacciones Financieras (IGTF), que fue ampliado por 12 meses más, que en conjunto con el Impuesto a las Actividades Económicas y los impuestos de las alcaldías, están asfixiando a los pequeños y medianos empresarios que quieren hacer las cosas bien, y la carga tributaria y fiscal incide en los costos operativos de los bienes y servicios que en el país se consumen, resaltó el economista.
Contracción del comercio local por poca demanda
Acotó que en el mes de febrero también se registra una contracción del consumo del 22%, en los comercios mermaron las ventas en un 25%, producto del poco ingreso que perciben las personas.
Como por si fuera poco, en la zona de frontera, los precios de los productos colombianos que se venden en los comercios son calculados a la Tasa Representativa del Mercado, lo que hace que los alimentos de origen colombianos sean más costosos que en Cúcuta y que muchas personas se estén viendo obligadas a viajar a la capital nortesantandereana a hacer mercado.
WC | con información de La Opinión
