Estimaciones hechas por el Fondo Monetario Internacional indican que, para 2030, los millones de venezolanos que han huido de su país desde 2015 pueden llegar a incrementar entre 2,5 y 4,5 puntos porcentuales el producto interno bruto (PIB) real de Perú, Colombia, Ecuador y Chile, en comparación con el valor de referencia sin la migración.
Esto pone de relieve que las políticas dirigidas a formalizar el trabajo de los migrantes, promoviendo la búsqueda de empleo y facilitando los ajustes del mercado laboral, son clave para transformar los desplazamientos a gran escala en un éxito económico.
El surgimiento de nuevos conflictos, junto con la prolongada duración de las crisis de desplazamiento ya existentes, implica que los desplazamientos forzados aumentarán.
Cuando esto suceda, se incrementará también proporcionalmente la necesidad de las personas desplazadas por la fuerza de encontrar oportunidades de empleo.
El Banco Mundial estima que, para 2030, la mayoría de las personas extremadamente pobres del mundo —entre las que se incluye una gran proporción de desplazados— vivirán en Estados frágiles y afectados por conflictos, por lo que la creación de empleo en estos entornos puede contribuir significativamente a abordar la pobreza.
Beneficios para economía receptoras
El desplazamiento a gran escala produce un efecto de expansión: hay más personas y más dinero en una misma zona geográfica, según Paolo Verme, economista principal del Banco Mundial.
De acuerdo con las evidencias recogidas en un programa de investigación que Verme dirige, entre el 70 % y el 80 % de los resultados observados en diferentes países y contextos muestran que el efecto del desplazamiento forzado en el empleo o en los salarios de las comunidades receptoras es o bien positivo o no significativo.
En más del 50 % de los casos, los hogares de las comunidades receptoras exhiben resultados positivos en cuanto al bienestar, lo que indica que se benefician con la presencia de las personas desplazadas por la fuerza.
Solo en una minoría de los casos se observaron efectos negativos en el mercado laboral.
Esto también se verifica en los países de ingreso alto y mediano. La afluencia de solicitantes de asilo en Alemania entre 2015 y 2016 no perjudicó a los trabajadores del país.
De hecho, al cabo de cinco años, muchos de ellos se habían integrado con mayor rapidez que en las oleadas anteriores, y es probable que el costo financiero que supuso para el Gobierno alemán se haya recuperado antes de lo previsto a través de los impuestos.
Sin embargo, la llegada de refugiados sirios a Türkiye y la ola de inmigrantes venezolanos en Ecuador perjudicaron a los trabajadores jóvenes con menor nivel de educación en ambos mercados, lo que lleva a preguntarse cómo garantizar que las personas desplazadas dispongan de oportunidades laborales y, al mismo tiempo, se mantengan las condiciones para los trabajadores del país receptor.
WC | con información dee Banca y Negocios